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UN
HOMBRE DE VILLA CRESPO
CELEDONIO
FLORES
Por
Elena Luz González Bazán especial para
Villa Crespo Digital
20 de agosto del 2021*
Celedonio
Esteban Flores nace el 3 de agosto de 1896 en el barrio
de Villa Crespo. Habían transcurrido ocho años
de aquellas jornadas de 1888, cuando la Fábrica
Nacional del Calzado se ponía en movimiento,
junto a los más de 1.200 trabajadores, según
algunas fuentes y otras 2.000. Era el despuntar de
una barriada.
En
esos años, las fábricas, los conventillos
y la vida dura entre inmigrantes y nativos hacían
de una cultura que indudablemente demostró
el Tango. Esa expresión formativa que mostró
un Buenos Aires con su dos por cuatro y sus letras.
Celedonio
Flores fue, entre sus múltiples ocupaciones,
poeta, letrista, periodista, locutor y boxeador, sostienen
sus biógrafos.
La
familia Flores tuvo cinco hijos, sus vidas transcurrieron
entre conventillos y privaciones, luego de mudarse
de Villa Crespo se van hacia el centro, a otra piecita
y de ahí con gran esfuerzo vuelven a una casita
en el barrio vecino de Almagro.
Pero
la vida ya estaba signada, Celedonio que va mostrando
su espíritu artístico a través
de la música, la letra y una expresión
en sintonía lunfarda va armando sus grandes
creaciones tangueras.
La
parroquia de Villa Crespo está retratada en
su letra, en su estilo y en su representación
de este barrio, de esta aldea capitalina de obreros,
trabajadores, tango, malevos y taitas.
Es
un barrio malevo, dicen muchos, tiene además
el arroyo Maldonado, el café, los cafés,
la pobreza y las privaciones, el carnaval y las alegrías.
El cine, el teatro y las tertulias.
Por
ello, aflora una cultura en Villa Crespo entre sus
tres cines, teatros, todo haciendo de un espacio citadino
y una historia que también conoció de
sus bibliotecas, periódicos y librerías.
Otro tiempo de Villa Crespo, eso Celedonio lo dejó
escrito en su poema Villa Crespo, porque no hay que
avergonzarse que fuera un barrio reo… fue el
mejor testimonio de una época que dividió
a la novel Capital entre la europeizante Buenos Aires
con fulgores y luces barrocas, iluministas y afrancesadas,
y esa otra oscura, laboriosa, discriminada y desequilibrante
ciudad, porque era la otra ciudad, la del otro lado
de una General Paz ficticia.
Celedonio
empleo el lunfardo, este fue el lenguaje empleado
en sus tangos, se cuentan una veintena las letras
cantadas por Carlos Gardel, ganó un concurso
y pronto se codeó con la popularidad, pero
los años difíciles llegaron con la prohibición
desde 1943 a 1947. Celedonio muere a los 51 años,
ya para entonces su prolífica creación
contará entre otros con Mano a Mano, Margot
y La Mariposa con un medio centenar de grabaciones,
entre ellos el maestro Don Osvaldo Pugliese, otro
hombre de Villa Crespo.
Celedonio
no es un hombre de la cultura popular de Buenos Aires
aislado, es la personificación de un tiempo
de esta Ciudad, que la dibuja, la describe y hace
de ella un mosaico de realidades incomparables, de
lo que se trata es de mirarla, observarla, pero por
sobre todas las cosas, escuchar los tangos de Celedonio…
ahí sí podremos comprender ese pasado
porteño que fue muy disímil a este Buenos
Aires actual.
De
esta Buenos Aires se rescata un tango que fue bailado
entre las miradas torvas de una clase social que se
hizo cruces ante su avance arrollador.
El tango de la actualidad está alejado de aquella
historia de noches y días de una ciudad cubierta
de chimeneas, horarios, producción, fábricas
y muchas vidas entre conventillos, cafés, ilusiones
y profundos avatares, es en realidad el tango turístico,
de salones y que le han quitado su historia.
FUENTE:
Gobierno de la Ciudad, Todo Tango, El Portal del Tango
y fuentes propias.
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Primera publicación el 5 de agosto del 2008, 7 de agosto del 2018 y ahora
Actualizado y ampliado.
Caracteres:
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